martes, julio 08, 2008

"Si Dios nos llama, él nos da la gracia"

"Si Dios nos llama, él nos da la gracia"
La Serena

Social
A tres cuadras de mí casa, vive un mendigo que siempre duerme en la calle y cada vez que yo lo veo me pregunto “porque” este anciano le gusta vivir en estas circunstancias de la vida.

Debe ser porque le encanta estar al aire libre, ya que le fascina la liberad, además las personas lo estiman mucho. Puesto que la pasan plata para que se pueda alimentar mucho mejor, pero este viejito se la gasta en trago y tiene a un amigo que es muy joven para que lo acompañe a tomar su “traguito”, a veces cuando esté señor pasa por las esquinas pidiendo que le den un plato de comida. Para que se pueda sostener en pie.

El anciano se cambia de zona cada tres semana y se va por tres esquinas hasta llegar al puerto de Coquimbo, pero eso si que cuando los individuos lo ven que está muy abandonado y se lo llevan al “HOGAR DE CRISTO”, a este viejito no le gusta estar en ese lugar y se escapa puesto que ya está acostumbrado a este ambiente y para el es una mejor calidad de viva.

Pero las personas que lo ven sufrir dicen “pobre anciano”, por lo que tiene que pasar. Para poder sobrevivir en esta vida que cada día se torna más dura. Ya que ahora se viene un invierno muy duro, donde el esta habitando se llueve por completo.

Bajo las barbas y harapos a veces se esconden ciudadanos con un pasado esplendoroso o con un acervo cultural envidiable. “En mis labores en terreno he apreciado a personas en situación de calle, que fueron profesionales o que hablan varios idiomas”, relata Ximena Olate, jefa del voluntariado del Hogar de Cristo. “Las personas que cursaron estudios superiores y que caen a la calle son pocas, pero son las más fáciles de rehabilitar, porque no conocen ese mundo o por que pueden salir con rapidez de vicios como el alcohol”, manifiesta Erwin Hernández, asistente social. Según el psicólogo Ricardo Bocaz, las personas que adoptan este modo de vida “presentan trastornos de personalidad, enfermedades psiquiátricas y conflictos intrafamiliares que propician un aislamiento y la necesidad de un proyecto de vida diferente”, subraya.

Azotado por el frío y el alcohol. La situación de calle no es tan ajena como se puede pensar, muchos casos hacen referencia a historias de abandono desde la infancia, pero un número importante son personas que teniendo condiciones de vida favorables, por problemas familiares, económicos o de salud (principalmente consumo problemático de alcohol y drogas), han hecho de la calle su espacio vital. El anonimato, así como la libertad de acción, pueden atraer hacia la calle, en especial a personas que han vivido en ambientes hostiles o muy exigentes. Sin embargo, los daños y perjuicios que trae para ellos esta opción de vida son mucho más altos que los beneficios.

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