domingo, julio 01, 2007

Oñez García de Loyola


Oñez García de Loyola

Martín García Oñez de Loyola nació hacia 1549. Oriundo de la región guipuzcoana, era caballero de la Orden de Calatrava en 1568, cuando ya detentaba el grado de capitán, llegó al Perú acompañado al virrey Francisco de Toledo, la fama, el prestigio y la riqueza le llegaron gracias a su actuación militar en contra de una sublevación indígena en 1572, por la cual se le premió con un repartimiento de indígenas y la designación como corregidor en varios pueblos del virreinato.

Oñez de Loyola contrajo matrimonio con Beatriz Clara Coya, indígena perteneciente a la familia real inca. La pareja sólo tuvo una hija, Ana María Oñez de Loyola, quien residió con su madre en Concepción desde 1593.

En 1592, el Virrey de Toledo lo nombró Gobernador de Paraguay, cargo que no asumió debido a su designación real para la gobernación de Chile en abril de ese mismo año. En septiembre siguiente Oñez arribó a Valparaíso. Murió en 1598, en el Desastre de Curalaba.

Refuerzos desde Perú

La Guerra de Arauco y la aparición de corsarios ingleses en las costas de Chile fueron las principales preocupaciones del nuevo Gobernador.
Considerando esta situación, Oñez de Loyola envió, en febrero de 1593, a Miguel de Olavarría al Perú, en un extenso memorial que allí presentó a las autoridades, Olavarría resumió la compleja situación que vivía el Reino, destacando su pobreza, la falta de tropas para la guerra, las continuas epidemias y la deserción de los soldados, elementos que hacían parecer que la Conquista española había fracasado.

La remisión de los recursos fue aprobada, pero tardaron en llegar las autoridades, además, ordenaron a Oñez que no reclutara a los vecinos para la guerra, y que no les pidiese mayores aportes que los alimentos necesarios para la tropa.

Corsarios

Durante el gobierno de Oñez llegó a las costas chilenas - procedente del puerto de Plymouth y siguiendo la ruta del Estrecho de Magallanes-el inglés Richard Hawkins, en febrero de 1594 había entrado al Estrecho de Magallanes en su nave The Dainty, y el 24 de abril desembarcó en Valparaíso. La ciudad fue prácticamente tomada por el inglés, quien llevaba una tripulación de 75 hombres bien armados. Se apoderó de unas pequeñas naves que estaban en la bahía y de otra mayor, que venía desde Valdivia con una carga de oro en polvo y manzanas Hawkins permaneció allí hasta el 2 de mayo, sin que nadie lo molestara.

Antes de zarpar, cobró un rescate de 2.500 ducados por parte de las presas, es decir, de las naves capturadas.

Captura de Hawkins

Al conocerse en santiago la noticia de las andanzas de Hawkins, se dispuso que en Valparaíso se preparase una embarcación, la que al mando del capitán Juan Martínez de Leiva, pudo adelantarse a la llegada del corsario inglés al Perú y puso sobre aviso al Virrey. Por su parte el Gobernador Oñez mando construir un fuerte en aquel puerto, iniciativa que, sin embargo, no se concretó.

La imprevisión de Hawkins permitió su captura en julio de 1594 en la Bahía de Atacames, en la costa ecuatoriana. Posteriormente fue remitido a España, donde cumplió su condena, el fracaso de la expedición de Hawkins detendría por un tiempo la navegación corsaria por estos mares.

Ciudades y fuertes

Las acciones de guerra iniciadas por Oñez de Loyola contra los indígenas contaron con un doble transfondo. Por un lado desde el Perú y desde España no podían enviarse hombres y, por otro, tanto los vecinos de Santiago, como los del Sur se rehusaban a prestar servicios militares.

No obstante la soledad del Gobernador, la paz aparente de Arauco le permitió realizar algunos avances, en mayo de 1594, estableció el fuerte de Santa Cruz con el objetivo de controlar la zona de Catirai y Mareguano, este establecimiento fue posteriormente elevado al rango de ciudad (1595) dándosele el nombre de Santa Cruz de Oñez. A fines de 1594 fundó en la ribera norte del Biobío, el fuerte Jesús.

La última campaña

Con los nuevos contingentes llegados desde el Perú y las tropas con las que ya contaba, en enero de 1597 Oñez de Loyola inició una nueva campaña. Sin mucha resistencia pudo levantar un fuerte en Purén con el nombre de San Salvador de Coya.

Los meses que siguieron a esta fundación fueron difíciles para sus habitantes debido a los ataques indígenas, a ello se sumó un invierno bastante lluvioso, que en Santiago provocó el desborde del Mapocho y en el Sur impidió la remisión de los recursos necesarios a los establecimientos españoles siempre en guerra, en el verano de 1597-1598 el Gobernador interrumpió las acciones bélicas.

La difícil situación que se vivía hacía presumir una tragedia, estando Oñez en La Imperial fue informado de la muerte de dos españoles a manos de los indígenas, nuevamente alzados en armas.

El Desastre de Curalaba

Los mapuches cayeron sobre La Imperial, se sublevaron en Villarrica, obligaron a despoblar la ciudad de Santa Cruz y los fuertes aledaños, e intentaron caer sobre Concepción, donde fueron rechazados. Durante 1599, el levantamiento general se mantuvo. En la primavera asaltaron e incendiaron la ciudad de Chillán; en noviembre siguiente atacaron Valdivia y en enero de 1600 cayeron sobre Osorno.
Refuerzos desde Perú

La Guerra de Arauco y la aparición de corsarios ingleses en las costas de Chile fueron las principales preocupaciones del nuevo Gobernador.

En abril de 1593, Oñez se reunió en la plaza de Arauco con los soldados de más experiencia para analizar el estado de la guerra, se preparó un informe escrito sobre la materia, e inició su primera campaña. Sólo con 200 hombres pudo mantener la paz en la zona de Arauco.

La Guerra de Arauco

Martín García Oñez de Loyola (1548 o 1549- 1598), veedor de Tupac Amaru en 1572 y sobrino del virrey del Perú francisco de Toledo (1516-1582), fue designado gobernador de chile en el año 1592.

Tras su acción contra el inca rebelde, había casado con Beatriz Sapay Coya, princesa hija del inca Sairi Tupac y descendiente, por lo tanto, de Manco Cápac y de la dinastía que había gobernado el imperio incaico antes de la llegada de los españoles, la relación de Oñez de Loyola con los indígenas lo llevo a practicar una política de atracción que pusiera fin al estado de crónico

enfrentamientos.

El nuevo gobernador ordeno devolver la libertad a quienes eran apresados en guerra y aceptaban novel a la reducirse, les reintegraba a sus tierras y les eximia de tributos y servicio personal, además de hacerles de entrega de herramientas para cultivar la tierra, de vestidos y vinos castigo el botín tomando a los indígenas y los malos tratos que se les infringieran prosiguió con la función de ciudades y la fortificación de enclaves.

La imagen de conquistador debía ceder ante la del colono. Al creer sometida la región de Arauco, rehabilito las minas de Millapoa y Angol, lo que seria causa de la siguiente sublevación.

El levantamiento de 1598

Curalaba era la primera señal del levantamiento general araucano, mayor y mejor preparado que el de 1543 en breve, comenzaron los asaltos a fuertes y poblaciones de la comarca.

Pelantaro atacó Angol, pero el desastre para los españoles no se limitaría a la perdida de estos campamentos fortificados, todas las poblaciones del sur de Bio Bio, las siete ciudades, fueron distribuidas y despobladas:

Valdivia, Arauco y Sta. Cruz, algunas tras un largo asedio Santiago recogió a la mayor parte de la población huida del sur: “ya no hay mas Chile” q esa ciudad, resumida en 1600 un testigo de la hecatombe.

Los avatares de la guerra

La corona española prestó al problema de Chile la atención que merecía, al considerar que aquella colonia austral desempeñaba un papel defensivo en el sistema hispano en América, al controlar el acceso al océano Pacífico y al Perú, cuando los corsarios ingleses y holandeses habían extendido sus actuaciones a la región, no era posible seguir confiando la custodia del territorio a los vecinos, más interesados en explotar las riquezas y asentarse en el país que en combatir, y a diferencia de los primeros conquistadores, cada vez menos diestros en el manejo de las armas y peor organizados.

El reclutamiento en el Perú, en Panamá o en Santo Domingo había demostrado su ineficacia, toda vez que se canalizaba un limitado contingente de desarraigados, más inclinados al botín que a cumplir con las exigencias de la disciplina castrense, la guerra de Chile devorado uno tras otro los refuerzos llegados desde el continente americano y España.

Martín García Óñez de Loyola

Martín García Óñez de Loyola (Azpeitia; 1549 Curalava; 24 de diciembre de 1598). Militar español, Gobernador del Reino de Chile.

Nació en Azpeitia (Guipúzcua) en el seno de la rica familia de Loyola. Su abuelo al crear el mayorazgo de Oñaz y Loyola dejó toda la fortuna al primogénito, Beltrán de Oñaz, tío de Martín. Martín era sobrino-nieto de san Ignacio de Loyola.

Óñez de Loyola partió muy joven al Perú, en el año 1568, al lado del nuevo virrey Francisco de Toledo en calidad de capitán de su guardia, en 1572, en la expedición militar contra Tupac Amaru, el último descendiente de los incas, que mantenía resistencia a la dominación extranjera, Óñez de Loyola tuvo una destacadísima actuación, dirigiendo el la columna de vanguardia, cayo sobre el campamento del último inca y lo capturo.

Por su gran actuación, obtuvo el cargo de corregidor en varios pueblos del Perú, además de la posesión de bienes y su encomienda. Contaba también como recompensa su esposa, perteneciente a la familia real de los incas, sobrina de Tupac Amaru, y bautizada con el nombre cristiano de Beatriz Clara Coya.

Con estas recomendaciones, el rey lo nombro gobernador de Paraguay en 1592. Sin embargo, poco antes de asumir, Felipe III lo designó gobernador de Chile, pues lo considero el capitán más apto para dar fin a la Guerra de Arauco.

Gobernador de Chile

La aparición del pirata holandés Richard Hawkins, que encendió la alarma en el Perú, se retrasaron el envío de refuerzos (se decía que eran necesarios para la defensa del Perú). Hawkins en sus correrías también atacó el puerto de Valparaíso, pero como el botín era muy pobre, en un acto caballeresco, devolvió los artículos que no le servían y dejó en libertad a los marineros apresados.

El Gobernador decidió no esperar más, y en 1594 inició las campañas del sur con el reducido contingente con el que contaba. Tres años después llegó un refuerzo de ciento cuarenta hombres, pero no bastan, a lo que se suma la negativa de Santiago de enviar más hombres.

Los pocos refuerzos no eran culpa del virrey, que ofrecía generosas ofertas para unirse al ejército, sino porque el nombre de Chile estaba tan manchado por esa guerra interminable, que nadie deseaba arriesgar su vida yendo a ese infierno.
Curalaba: muerte del gobernador

Se encontraba en La Imperial cuando le llegó la noticia de que en Angol los mapuches habían recomenzado sus correrías, por lo que partió el 21 de diciembre de 1598 con 50 hombres al lugar. En el segundo día de marcha encontraron un sitio llamado Curalava (la piedra partida), a orillas del río Lumaco, encajonado allí por altas barracas, donde descansaron sin tomar siquiera ninguna medida de precaución para evitar un ataque, en la noche del 23 al 24 los indígenas se acercaron al campamento, y al trueno de sus gritos y cuernos se lanzaron al ataque de los españoles.

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